Enseñando se aprende más…

LA HISTORIA

El  autor  de  la  siguiente historia es desconocido, quisiéramos darle crédito por ella pero, es anónima.

Había un granjero en Nebraska, que cosechaba maíz el cual ganaba los premios de la mejor calidad.  Cada  año, participaba en la feria de la cosecha de maíz del Estado y siempre ganaba.

Un  año, un reportero de un periódico lo entrevistó y aprendió algo muy interesante  de  la  manera en que cultivaba el maíz.  El reportero descubrió que el granjero compartía su mejor semilla con sus vecinos.

–  ¿Cómo es que usted comparte su mejor maíz con sus vecinos cuando usted  sabe  que ellos  compiten con usted cada año?  Preguntó el reportero.

– ¿Por qué?,  dijo el granjero,  ¿No lo sabe?  El viento recoge el polen de las plantas  de  maíz y  lo esparce en  todos los campos. Si mis vecinos cultivaran maíz de menor calidad, la  polinización cruzada poco a poco haría que la calidad de mi maíz se degradara. Si quiero cosechar buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a que cultiven buen maíz.

¿QUÉ NOS ENSEÑA ESTA PEQUEÑA HISTORIA?

Nos enseña que no basta el que yo tenga educación y viva de acuerdo a valores de honorabilidad y justicia.  Debo – en  alguna  forma  – contribuir  a  que  mis  vecinos también  se eduquen y aprendan a vivir por valores.

Esa es nuestra tarea, esa es nuestra misión. Y cuando  hablamos  de  vecinos,  no  nos  referimos  precisamente  a   todos aquellos que viven en las casas cercanas a nuestro hogar.  Nos  referimos a toda aquella persona que entra dentro de nuestro campo de influencia.

Si deseamos vivir en un mundo educado y capacitado, debemos ayudar o facilitar a toda persona que esté a nuestro alrededor para que se eduque y capacite.

Por Forum Ejecutivo